sábado, 21 de diciembre de 2013

En el Nuevo Año...


Desde hace un tiempo, algunos días, de vez en cuando,… salgo a correr, o a caminar, dependiendo de lo que me diga mi escucha.

Hago casi siempre la misma ruta que transcurre por un camino que bordea la costa atlántica, desde mi morada, hasta llegar a una larga playa de arena blanca.

Claro está que en verano esta playa está llena de gente, y es casi imposible caminar sin tropezar con una toalla, una pelota, un castillo de arena, o cualquier otro objeto o persona,… pero fuera de época estival es otra cosa.

Las sensaciones de estar corriendo por su orilla son indescriptibles,… sentir la brisa marina cómo zigzaguea por tu cuerpo, oír el rugido de las olas, ver la oscuridad del cielo, la luna o las estrellas, percibir los átomos de sal en tu lengua al respirar, oler por momentos el suave aroma que procede de los eucaliptos cercanos, ver el brillo intermitente del faro romano que se otea en el horizonte del océano…

Ahora que los días son más cortos y que el sol se esconde a tempranas horas, a menudo me veo corriendo de noche y sólo guiado por la luz de la luna o las estrellas.

Cuando la luna no ilumina el cielo y la oscuridad cubre con su manto la noche, tengo la ayuda de las farolas que me iluminan el trayecto hasta la playa. Todo, excepto una zona en la cual además de no haber luz, unos enormes árboles se abrazan a un lado y a otro de la carretera formando un túnel donde, salvo los gatos que a veces me cruzo en mi camino, mis pies pisan por intuición el asfalto.

Haciendo el mismo recorrido, un día percibí de repente que tenía a mi alrededor varias sombras reflejadas en el suelo. Sombras que se hacían más grandes, pequeñas o alargadas e incluso iban cambiando de formas según yo caminaba. Evidentemente, levanté la vista y vi la luz de las farolas, que con mi cuerpo y el suelo hacían lo propio.

Moralejas:
A veces, en nuestro camino llegamos a un túnel de oscuridad, pero debemos de seguir caminando, con determinación, con firmeza, con fuerza, con confianza, porque sabemos/intuimos que al final del mismo siempre está la Luz.

A veces miramos a nuestro alrededor y vemos muchas sombras que nos hacen dudar de quién  somos realmente, nos confunden, nos engañan, y nos dejamos influir por su oscuridad. Entonces debemos detenernos, mirar a nuestro interior, buscar nuestra identidad, encontrar nuestro verdadero Ser y dejar que Brille para así hacer que ninguna sombra pueda acercarse a nosotros.

Para este Nuevo Año que comienza,
Aceptemos los fríos túneles de oscuridad que nos encontraremos por el camino, sabiendo que al final del mismo,… siempre hay una Luz.
Aceptemos que estamos rodeados de sombras, pero seamos conscientes de que nosotros podemos alejarlas,… haciendo brillar la Luz que llevamos en nuestro interior.
Aceptemos el Universo tal cual es, y seguro que si nos dejamos fluir con la Vida,…  la Vida fluirá con nosotros.

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